domingo, 20 de septiembre de 2009

El santo de la pluma

Por Damián Duarte //

Rodolfo Walsh, periodista desaparecido durante última Dictadura Militar, identificado con el periodismo de investigación focalizado en asuntos sindicales y denuncias al gobierno, precursor de un estilo todavía vigente tanto para escritores como para lectores.


A más de veinte años de su desaparición física, aún hoy sigue ejerciendo, a través de sus incisivas obras, una influencia que caracterizó y plasmó el espíritu de su época. Sus investigaciones, que eran la piedra en el zapato de los dirigentes políticos de aquel entonces, marcaron una especie de manual de periodismo seguido por una gran cantidad de colegas que, tal vez sin saberlo, fueron manteniendo la vigencia de este estilo periodístico. “El caso Satanovsky”, “¿Quién mató a Rosendo?”, u “Operación Masacre” fueron algunas de sus obras mas populares, influyentes y controvertidas.
Militante de la Alianza Libertadora Nacionalista y posteriormente en Montoneros, el rionegrino nacido en 1927, fue autor de varios cuentos policiales como “Diez cuentos policiales”, “Cuentos para tahúres y otros relatos policiales” o “Antología del cuento extraño”.
Alrededor de 1944, Rodolfo trabajo como antólogo, corrector y traductor de una editorial, años mas tarde se sumergiría en su pasión: el periodismo. Se negó a escribir el La Nación por considerar este medio parte de la oligarquía nacional. Vivió en Cuba durante la revolución y fundo el diario La Prensa Latina. De regreso en Argentina, alrededor del año '68, Walsh escribió para Primera Plana, Panorama y el semanario de la CGT, siempre manteniéndose en la clandestinidad.
Con sus publicaciones críticas y sus investigaciones comprometedoras fue convirtiéndose de a poco en la mosca en la sopa de los gobiernos de turno. Su función era despabilar a la sociedad, mostrar y denunciar a través de su pluma la realidad atroz del país.
Revolucionario de raza, parte de varios procesos de resistencia y liberación nacional y autor de la “Carta Abierta a la Junta Militar”, texto producto del acorralamiento que sufrió en sus últimos años y, en parte, la gota que colmó el vaso y devino en su intento de secuestro y posterior desaparición.
Quizás nunca se sepa con certeza que fue de él, ni que le proporcionaba la audacia para inmiscuirse en los asuntos más delicados, pero de lo que si se puede estar seguro, es que Rodolfo Walsh ha dejado una clara huella en la historia argentina.
Guía del periodismo de investigación, dueño de una lenguaje y una capacidad de descripción envidiable, de mente fría y nervios inmutables, mártir de la información, tal como lo expresa en una carta a su amigo Fernández Retamar “…en este clima, comprenderás que las únicas cosas sobre las que uno podría o desearía escribir, son aquellas que precisamente no puede escribir, ni mencionar; los únicos héroes posibles, los revolucionarios, necesitan del silencio…”.

0 Amigos me gritaron al oido...:

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