jueves, 14 de enero de 2010

Cosa de negros

Por Damián Duarte //


Con raíces en el Gospel, ritmos africanos, bandas militares, blues y el ragtime, entre otros, el Jazz, cuyo origen se remonta a principios del siglo XX, sigue teniendo una importante vigencia cultural.


La confluencia de estilos que da nacimiento a este género, tiene su inicio en la llegada de esclavos negros, desde principios del siglo XVII, a tierras estadounidenses. La improvisación y el uso de notas a contratiempos son unos de los toques melódicos que suelen distinguirse en la audición de una banda. Pero no es de mi interés extenderme con teoría musical, sino desarrollar un poco su historia, su influencia y su cultura.

Al tratarse de un improvisación y una libre interpretación del género, con el pasar de las décadas, distintos músicos y movimientos han ido creando diferentes variaciones en el estilo. Desde el Ragtime a principio del 1900, hasta el jazz contemporáneo, las composiciones han ido pululando por alternativas como el Dixieland, el Estilo Chicago, el Swing, el Be-Bop, el Cool o el Free Jazz, todas particulares de una época, de un contexto social, y con ciertas modificaciones en la búsqueda del sonido y sus texturas.

Al igual que el Blues, el Jazz, tal vez asociado a las épocas de la depresión o a las Guerras Mundiales, representa un estilo de suburbano, de tristeza y opresión. Si bien no se destina a ninguna clase ni a un público determinado, su origen y proliferación se producen en “la calles”, en la periferia de las ciudades, en zonas marginales donde los habitantes comparten ese sentimiento de vapuleo y exclusión que transmite el sonido. Aún con diferencias sociales y musicales, la Bossa Nova o el Tango, han adquirido distinciones armónicas y de composición que resultan inevitables de destacar.

Este híbrido musical nace en la conjunción de la tradición autóctona estadounidense, la europea y la africana, adosada a los esclavos que, en cierto modo, sucumbían al la imposición cultural y religiosa de sus amos. Uno de los momentos más duros que tuvo que enfrentar el género fue durante las disposiciones tomadas por Jim Crow bajo el lema “iguales pero separados”, que propugnaba por la separación racial, por lo cual varias bandas debieron disgregarse al poseer integrantes blancos y negros. Algunos de los mayores exponentes y precursores fueron The Original Dixieland Jazz Band, Charlie Parker, Louis Armstrong, Miles Davis, John Coltrane y Jaco Pastorius.

En la actualidad, un tanto mas comercial que en los inicios, el Jazz sigue expandiéndose en los oscuros bares under, en el lado B de la sociedad, transmitiendo el mismo mensaje de aquellos años, con una mayor apertura de tolerancia y diversidad.

1 Amigos me gritaron al oido...:

Matías Gritó:
18 de enero de 2010, 17:11

Y como tantas otras cosas, sus aires de auténtica liberación, que lo empapan todo en el jazz, hasta la misma forma de la música, terminaron tomados por el liberalismo como una supuesta bella expresión de esa quimera que nos venden "la libertad".

Pero el jazz está por abajo de todo eso, es más primal, y en sus notas y escalas fluye la pasión emancipadora de los negros. No todos fueron gangsters a lo Sinatra en él, con gente como Gil Evans, ese titán "so far to the left of everybody" según quienes tocaron con él, que le infla el pecho a cualquiera que le preste atención cinco minutos.

Y así, de calladito pero haciendo un bochinche bárbaro, el jazz mantiene vivo al gérmen de la liberación, ahí, en el la Gran Manzana, en el corazón del Imperio.

Gracias por el comentario, anduve leyendo tu blog, lo voy a andar chequeando seguido! Abrazos!

Publicar un comentario