domingo, 15 de noviembre de 2009

Reflexión al paso...

Por Damián Duarte //


Desde hace varias décadas, los medios han ido afianzando sus relaciones con el poder generando una lucha de intereses y utilizando a la sociedad como campo de batalla.

Bajo la excusa de un fiel reflejo de la realidad, algunos sectores mediáticos han adoptado métodos de brindar información un tanto tendenciosos con el fin de construir una realidad acorde a sus intereses.

Así, durante la guerra de Malvinas, el gobierno militar se escudaba de su crisis bajo rimbombantes titulares que afirmaban nuestra victoria.

Durante la década del ’90, las promesas del nuevo caudillo nos transportaban sin escala al primer mundo y los medios, lejos de ejercer alguna reflexión crítica acerca del nuevo modelo, mantenían su obsecuencia en virtud de sus negociados con el poder.

En la actualidad, temas como la inseguridad o la crisis económica parecen ser el caballito de batalla de la agenda mediática.

Tal como ocurrió con la Gripe A, donde los argentinos nos encontrábamos acorralados por un virus que amenazaba con extinguir la especie, en las ultimas semanas la inseguridad ha resurgido para obligar a los ciudadanos a encerrarse en sus casas al resguardo del monstruo de la criminalidad, fomentando el nuevo deporte basado en consumir basura televisiva, basura que se sirve de los cerebros agotados y listos para ser absorbidos por programas como “el musical de tus sueños” o cosas por el estilo.

Parece ser más fácil y resulta irrisorio darles micrófonos a las celebridades y que propongan cosas como la pena de muerte o bajar la edad de imputabilidad, alejándonos lo mas posible de ejercer análisis sobre cuales son las causas de esta situación, como por ejemplo la continua y creciente diferencias entre las clases, las elementales fallas en la educación o los distintos problemas sociales que nos han llevado a este abismo.

El poder mediático ha resultado tener más responsabilidad de la esperada acerca de la paranoia social que domina la actualidad incrementando la influencia sobre las ya nombradas “mentes agotadas” y dando lugar a la reflexión final acerca de que los medios, es el opio de los pueblos.

"Éstos son mis principios; si no le gustan, tengo otros..." G.M.

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