domingo, 8 de noviembre de 2009

El sacrilegio americano...

Por Damian Duarte //

Periodista, escritor, irreverente y osado. La vida de un intrépido crítico de la realidad que le tocó vivir.


Corría el año 1923, la Gran guerra había quedado atrás, pero el mundo aún intentaba recuperarse de los despojos del conflicto. En Estados Unidos, más precisamente en New Jersey, nacía uno de los más grandes exponentes de la literatura universal, Norman Mailer. Criado en Brooklin, en el seno de una familia judía, luego de graduado cursó sus estudios en Harvard y más tarde realizó un breve paso por la Sorbona de Paris. Sirvió en la Armada Norteamericana durante la Segunda Guerra Mundial alrededor del año 1944, lo cual dió origen en 1948 a Los desnudos y los muertos, de gran éxito con una ácida crítica al autoritarismo antidemocrático.

Creador de un atrevido lenguaje, tuvo desde muy joven una gran vinculación con el periodismo y, a finales de los ’50, realizó una mediática cruzada en apoyo del demócrata John F. Kennedy. Sus obras recorren desde biografías y ensayos hasta variadas novelas, pasando por un cuento. Pero, quizá, de lo que menos hablaré es de sus obras. Si bien no fue dueño de una vida excéntrica, con el pasar del tiempo cultivó una imagen de lo más irreverente ante la impostura norteamericana de aquellos años. Siempre crítico (nunca críptico) y polémico, fumaba marihuana y bebía, se casó varias veces y en cierta ocasión apuñaló a su segunda esposa, víctima de sus excesos de alcohol.

El incidente con su mujer fue uno de los puntos en contra a la hora de postularse para alcalde de Nueva York. Amante del boxeo, machista y controvertido, quemó las hojas del “manual del periodismo”, haciendo uso de su gran capacidad narrativa y su estilo un tanto ácido, formuló fuertes invectivas contra la liberación de la mujer y protagonizó públicos enfrentamientos con Gore Vidal, y la Asociación de Jóvenes Mujeres Hebreas, este último por leer poemas obscenos.

Gracias a la novela citada anteriormente, Mailer consiguió insertarse en la contracultura de la época, se vinculó con primeros movimientos hippies y con los llamados “Beats”. Arraigado antibelicista, ganó el premio Pullitzer en 1968 y en 1980 gracias a sus trabajos Los ejércitos de la noche y El canto del verdugo, respectivamente.

Padre de nueve hijos y director de varias películas que pasaron desapercibida, fue un proclamado anti-bush y opositor a la Guerra de Vietnam.

Murió a los 84 años a causa de fallas renales.

Es insuficiente lo que se pueda escribir sobre este gran literario. Realmente lo es. Protagonista de una historia llena de vaivenes hizo de su actitud y de su personalidad su caballito de batalla, ya sea dentro del periodismo, de la literatura o de la vida misma.

1 Amigos me gritaron al oido...:

Alejandro Gritó:
13 de noviembre de 2009, 12:13

Muy buena la nota che. Cuando tengas tiempo fijate si me hablas por msn que estuve pensando algo y quiero ver que te parece.

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