jueves, 26 de noviembre de 2009

Análisis sobre la escritura (segunda y tercer entrega)

Por Damián Duarte //   

¿Homo, homini lupus…


Como se ha nombrado anteriormente, los autores mencionados realizaron sus estudios en distintos contextos y basándose en diferentes métodos de investigación. Claude Lévi – Strauss, antropólogo francés, publicó en 1955 Tristes Trópicos donde, luego de compartir ciertas experiencias con la tribu de los nambiquara, establece la estrecha relación entre la escritura y la autoridad o el poder. El francés interpreta a la primera como un férreo instrumento de dominación utilizado por los líderes con el fin de ejercer y afianzar su dominio sobre sus súbditos. Tal como lo presenta Calvet, se improvisa una clara analogía con la teoría marxista y el materialismo dialéctico acerca de la explotación del hombre por el hombre cuya base es la escritura.

En su texto “Lección de escritura”, el antropólogo ejecuta una análisis sobre los progresos de la humanidad en relación a la escritura y descubre que esta última no intervino de ninguna manera en el desarrollo de las personas y fundamenta esta opinión remitiéndose al neolítico donde las incipientes civilizaciones efectuaron un gran avance sin la ayuda de la escritura, la cual si poseían sociedades históricas de Occidente y sin embargo su progreso no fue tan notorio. Otro punto clave en la reflexión de Lévi - Strauss es la llamada integración. El autor introduce este término basándose en que el único avance que acompaño la escritura fue el de la creación de ciudades e imperios, lo cual llevó a los hombres a integrarse en estos nuevos sistemas de organización política, asignándoles una jerarquía de clases y castas.

Toda esta interpretación de se emparenta muy estrechamente con lo planteado por Roland Barthes, quien afirma que la escritura tiene “una virtud calificadora”, y ha favorecido la separación de la brecha entre las clases, antiguamente, a los ilustrados de quienes no lo eran, generando así, una grave diferenciación entre los seres humanos.

El antropólogo desecha la posibilidad de interpretación de la escritura como un beneficio intelectual y le adjudica la proliferación de la esclavitud debido al fomento de la explotación del hombre. Desde este punto de vista, el autor se contrapone a lo planteado en nuestra hipótesis en la que le asignamos a la escritura un carácter “libertario”.



…o mecanismo de liberación?

Jack Goody, dentro del mismo campo científico que Lévi – Strauss, le otorga un nuevo enfoque a la escritura y se contrapone a su colega en su concepción. El antropólogo y sociólogo con estudios en distintas tribus de África la interpreta como una herramienta de transmisión cultural que permite el desarrollo intelectual de los seres humanos. Gracias al poder de registro que tiene este instrumento permite, tal como lo establece el autor, “una transmisión no genética de generación en generación”, brindándole a las personas la posibilidad de acumulación y conservación de información.

En el caso del británico, el punto clave de su pensamiento es la ampliación de conocimiento que permite la escritura gracias al registro que esta otorga, logrando un ordenamiento del aparato burocrático, favoreciendo la comunicación de forma impersonal y realiza su argumentación comparando con sociedades orales. El análisis central en el que se puede establecer claramente la diferencia con Lévi – Strauss es la ya nombrada transmisión cultural y acumulación de conocimiento, que permite un mayor desarrollo intelectual y, consecuentemente el progreso humano. Una idea interesante de Goody y que se emparenta en cierto sentido con lo planteado por Lévi – Strauss, es acerca de que la escritura acompaño la formación de sociedades y comunidades urbanas, pero Goody se distingue agregando que esto fue posible gracias a una demanda de organización de las nacientes urbes.

En lo concerniente a Calvet, mencionado algunos párrafos atrás, podemos observar como en La tradition orale realiza una fuerte crítica al planteo de Lévi – Strauss refutando todo aquello acerca de la dominación y el poder. La mirada sociolingüística de Calvet nos presenta una idea similar a la de Goody, y aduce que la escritura, como resultado de una maduración social y de técnicas de registro, nace gracias a que “se tiene algo para anotar”. Este autor es el que más radicalmente se opone a Lévi – Strauss, aunque en cierto pasaje le concede el hecho que la aparición de la escritura trajo arraigado algunos problemas y que es una forma de poder, la oposición yace en la “confusión” que sufre el antropólogo entre ley y opresión. La escritura y el poder del que habla Calvet, es un poder intelectual, y no opresor, ya que nació en los altos niveles jerárquicos para luego extenderse a la población. Con esto no intenta decirse que las clases altas tenían una mayor capacidad intelectual o control sobre el resto de los ciudadanos, sino que la escritura nace en ese entorno debido a sus necesidades de registro y organización.



Arma de liberación masiva

Como se ha mencionado en la hipótesis, el fin de este trabajo será exponer como la escritura forma parte de un proceso de liberación de ser humano y como ésta acompaño el progreso de las civilizaciones. Tal como se ha nombrado y evidenciado, la creación de un sistema de registro de tiempo indefinido para los seres humanos, ha permitido partir de una plataforma de investigaciones ya realizadas y que, en algunos casos han quedado inconclusas. Esto ha beneficiado a generaciones posteriores para continuar con los estudios, además de proveer un método de organización facilitándole las tareas al hombre en pos del desarrollo. Con respecto al progreso intelectual, esta herramienta ha favorecido su avance en el hecho de que permitió una comunicación impersonal y, por lo tanto, el conocimiento de otras opiniones, ideas y conceptos, logrando ampliar el campo del juicio, la sensatez, la inteligencia, la razón, la erudición, la competencia, la ciencia y el saber.



Consideraciones relativas

La escritura es y fue víctima de las innumerables dicotomías de las que está plagado el mundo y los fundamentos de los teóricos poseen igual validez en ambas posturas. La idea vinculada con la dominación resulta muy loable ya que, a lo largo de la historia, la lucha de clases presentada por la teoría marxista , ha buscado la forma para distinguir unos de otros, en este caso, quienes poseían la escritura de quienes no, lo cual al considerarse un elemento de poder termina por emparentarse con la postura opuesta, ya que el hecho de ejercer un dominio sobre otros seres indica una supremacía arraigada a un progreso, el de haber desarrollado un mecanismo o instrumento que logre hacerlos “superior”. En las antípodas, tenemos a quienes se apoyan en la idea de la escritura como símbolo del desarrollo humano. Esta postura centra su análisis en los resultados y consecuencias luego de la aparición del instrumento, y si bien resultaría necio negar los problemas que ha contraído su aparición, reafirman continuamente y con veraces datos que la escritura ha sido la base del avance intelectual de los hombres, pero esta teoría posee un punto olvidado por los autores, la creación de un sistema de registro, conservación y acumulación de datos implica como condición sine qua non una formidable actividad intelectual de las personas mentoras, lo cual deja ver que no todo progreso fue fomentado por la escritura.

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