martes, 23 de febrero de 2010

Möebius entre las relaciones internacionales

Por Damián Duarte //

Las tensiones entre China y Estados Unidos parecen agudizarse aún más en los tiempos que corren. Mientras que por parte de la potencia oriental se llama al mejoramiento de las relaciones bilaterales, la administración Obama parece sobrar la situación estrechando vínculos con el líder tibetano, Dalai Lama, y realizando una dudosa venta de más de 6 millones de dólares de armas a Taiwán. Ahora bien, veamos porque estas acciones han generado tanta fricción entre los países, dando así material para analistas.

Tal como lo expone Hans Morgenthau en su Política entre las Naciones, las “relaciones internacionales” se vuelven una esfera de conflicto, donde los Estados, los actores más importantes, necesitan estar listos para la guerra y la lucha por el poder. En este caso, el término de poder, se refiere al “poder político” y no al militar.

Volviendo a los recientes roces entre China y la potencia norteamericana, los descontentos se apoyan en los dos hechos antes nombrados, los cuales se analizarán por separado.

El caso de la visita del Dalai Lama al presidente Barack Obama contrajo, para los orientales, un grave daño en las relaciones, ya que el Tibet, región del Himalaya a la cual pertenece, es un territorio autónomo y no comunista que exige la separación del gobierno popular chino. Este acercamiento significó una mordida de mano por parte de Estados Unidos a quienes celebraron en su momento el diálogo con la Republica Popular Democrática de Corea. Es para destacar que las relaciones entre las potencias se ha vuelto áspera en los últimos meses debido a los ataques sufridos por Google en China y a la barrera impuesta a las exportaciones norteamericanas.

Pasando a la segunda medida que ha generado descontento, tenemos la venta de armamento a Taiwán, isla que, al igual que el Tibet, no comparte el régimen comunista y cuya soberanía es reclamada por Pekín. Los 6 millones de dólares en armas de la venta, incluían entre otras cosas, 60 helicópteros Black Hawk que no hacen mella al gobierno chino.

Cabe destacar que pese a los intentos norteamericanos, China se ha negado a cotizar su moneda para no incrementar el precio de sus exportaciones.

Parece ser que estas dos potencias, al igual que sus relaciones, se encuentran marchando sobre dos puntos de una cinta de Möebius, que no es más que una banda con un solo lado y que, si se dirigen en direcciones opuestas, tarde o temprano, van a chocar.

jueves, 18 de febrero de 2010

Libertades ocasionales

Desde los inicios del mundo, las incipientes sociedades humanas organizadas se vieron indefectiblemente envueltas en uno u otro conflicto, sea este de clases, territorios o pertenencias.


Si existe algo férreamente irreprochable en la teoría marxista, podemos asegurar que es la afirmación acerca de que “la historia de la lucha de clases ha sido, hasta el día de hoy, la historia de las sociedades”.De esta manera, tal vez un poco rebuscada o inconexa, podemos explicar distintos fenómenos y sucesos en torno a la organización social de las civilizaciones.

Tomemos dos hechos al azar, solamente unidos por este análisis. Por ejemplo, si nos remontamos al nacimiento del partido radical, observamos como se encontraba dividida la sociedad argentina en aquellos tiempos. Por un lado, estaban los conservadores, es decir, una oligarquía sectaria, opresora de las minorías y con estrechas relaciones con el sector militar. De la otra parte, encontramos a los anarquistas, en su mayoría europeos, y a los socialistas, con ideas en pos del progreso, el cambio, y arraigados opositores del autoritarismo reinante (y gobernante) de aquellos años. Cabe aclarar que el espectro social era un tanto más amplio, pero no viene al caso en este análisis.

Ahora bien, existía otro sector con ansias de gobernar y llegar al poder pero sin una ideología que los defina o represente más allá de su lema basado en la “libertad”. Es por eso que, al existir un poder oligarca y opresor como lo eran los conservadores, nace en el país una nueva alternativa alejada del fantasma del comunismo y de la “violencia” anarquista, con el fin de gobernar y librarse de las ataduras conservadoras.

Con el riesgo de perder el hilo temático, de caer en la incoherencia o, simplemente no ser interpretado, propongo analizar el monstruo de la inseguridad guiado por la premisa antes enunciada.

Sin temor de incidir en un discurso netamente de izquierda, es factible comprender como, acotándonos a la sociedad contemporánea argentina, la delincuencia se ha tornado en una batalla más de la lucha de clases. Es decir, no es necesario realizar un análisis por demás sesudo para notar cómo, desde la década del ’70 y tras una seria de tropiezos neoliberales, las brechas entre clases se han ido abriendo cual herida, provocando una hemorragia de odio visceral entre ellas.

De esta manera, y sumado a innumerables factores, la clase baja, siempre la mas perjudicada, observa como en la otra vereda la alta sociedad se enriquece aún mas, mientras ellos son despojados de sus empleos, planes y oportunidades. Es así como siempre llega alguien y los invita a “cometer cierto asuntito”, es fácil, no puede fallar.

¿Y como no caer en esa si la vereda que están mirando les está pintando una vida muy diferente a la suya? Casas en barrios privados, autos, la mina, la ropa…

Primero una casa, después un autito, luego viene el fierro, y con él el poder. Las drogas y el poder. El éxito y el poder, y así el oprimido se convierte en opresor, la particular dialéctica del amo y el esclavo.

Ahora bien, deteniéndonos específicamente en los tiempos que corren, nos es fácil deducir, con sólo echar un vistazo, de qué años provienen los adolescentes devenidos en criminales, es decir, en su mayoría nacidos y criados durante el menemismo, década en que el aparato estatal se fue de vacaciones con grandes valijas repletas de oportunidades laborales, planes educativos, industrias nacionales, sistemas de salud y demás garantías de un Estado democrático.

¿Qué podemos pedirles a estos jóvenes si nacieron en una familia que caía en picada hacia la pobreza? Todos ellos victimas de un sistema político, económico y social que construyo robustos muros del cual ellos quedaron afuera.

No es de mi interés especular qué diría Marx hoy, ni hacer una interpretación marxista de la realidad, sino más bien, quizá erróneamente y despojándome de cierto criterio periodístico, realizar un descargo pendiente en base a una premisa que, a mi entender, resume el sentido del mundo.

Es así, esto fué una de esas libertades ocasionales que me tomo sacándome el trajecito de periodista.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Ideología barata...

Por Damián Duarte //

Resulta curiosa y un tanto trastabillada la actividad de pensar y reflexionar sobre la actualidad política y social del país. Entre Redrado, el Banco Central, las Tazer, Cobos y su voto “no negativo”, la sensación térmica, los medicamentos vencidos que, claro está, no es un asunto “tan grave” y los tirones entre los futuros titulares del PJ, deja al descubierto que la temperatura no sólo aumenta a nivel climático.


Para quienes leemos u ojeamos los diarios, o vemos algún que otro canal informativo, nos es fácil notar las tendenciosas maniobras detrás de cada noticia, así como también explicar las razones del bombardeo de datos. Desde ya hace varios años, el cuarto poder ha sido una gran influencia tanto en la toma de decisión como en la formación de opinión de la sociedad. Pero no resulta de interés, al menos esta vez, desarrollarme en el poder mediático y el ámbito de la información.

Ahora bien, ante el debate generado en el post anterior y, al abrirse un amplio espectro temático, propongo detenernos sólo en la identidad cultural del político argentino actual: ¿Es Macri peronista? ¿Se aferra el kirchnerismo a las premisas del peronismo? ¿Es Cleto Cobos un radical peronista disidente? O, mejor dicho, ¿qué es Cobos?

Podemos realizar dos tipos de análisis frente a esta identidad: desde la perspectiva esencialista, que refiere a los rasgos culturales hereditarios, o bien, desde la perspectiva constructivista, que demuestra que la identidad no se hereda, sino más bien que se construye.

Veamos, según las declaraciones del actual Jefe de Gobierno varios meses atrás, en las cuales se refería a la privatización de Aerolíneas y demás empresas, demuestra que nos encontramos ante el fiel estereotipo del empresario menemista, ese que despojó la industria nacional, dividió aún más las diferencias entre clases, enriqueció a unos pocos, hipotecó el país, y demás atrocidades que me provocan acidez enumerar.

Si tomamos como referencia la primer perspectiva, deberíamos decir que las declaraciones y las medidas de Mauricio Macri, lejos – muy lejos – están de las políticas del Perón del ’46 con ideas como el plan Quinquenal, o la creación de Aerolíneas Argentinas.

Si nos adosamos a la opción constructivista, podemos aducir que, el “peronismo disidente”, donde incluimos a De Narváez, Macri y Solá, entre otros, se trata de una nueva rama del peronismo con ciertas reformas neoliberales que se abocan a la sociedad de consumo y a los parámetros de mercado que manejamos hoy en día, es decir, una seudo-actualización doctrinaria, aunque, resulta obvio, esta opción termina siendo altamente rebuscada.

¿Qué hay del kirchnerismo? A simple vista da la impresión de que nos encontramos frente a una tendencia con fuertes raíces peronistas, pero si hurgamos algo más profundo, parece ser que además se suma un espíritu setentista y con un alto desprecio hacia le dictadura, lo cual no es para objetar. No obstante, ciertas medidas y decisiones políticas parecen alejarlos un poco de la primera presidencia de Perón tan recordada en su discurso, medidas como la desprotección al recurso minero, a los glaciares, el subsidio a la General Motors, la falta de políticas públicas y desarrollo en salud y educación, los negociados con los amigos del poder o la causa sobre enriquecimiento ilícito. Volviendo a las perspectivas planteadas, si recurrimos a la esencialista, obtendríamos la respuesta al por qué de esas reacciones frente a la prensa y ante el arco opositor, así como también la pujante fuerza por los Derecho Humanos y la integración, fiel reflejo de la militancia de los ‘70. Desde el lado constructivista no hay mucho que se pueda decir, debido a que en su forma de actuar, aducen seguir la línea peronista, las cuales caben destacar, se dejan ver en la estatización de las AFJP, o en Aerolíneas Argentinas.

Por último intentaré desenmarañar la identidad cultural y política del kirchnerista opositor de primera línea: Julio Cesar Cobos. Tal como se puede apreciar, el radical K, aparenta traer en su ADN la traición. Tras su voto “no positivo” en el desenlace del debate por la 125, el vicepresidente se ha tomado ciertos atributos y ha realizado una secuencial felonía hacia quienes lo llevaron a su actual posición. Por un lado, sus inicios e intensa actividad en la Unión Cívica Radical, parecerían ser los rasgos más puros de su identidad, aunque luego se haya desvinculado del partido y, posteriormente vuelto a aceptar su pertenncia. En este caso las perspectivas no llegan a determinar fielmente sus características identitarias, ya que, si tomamos como referente el estilo gubernamental de la UCR, poco nos aclararía el panorama, es decir, es curioso y hasta vergonzoso el “veletismo” del que puede llegar a formar parte el vicepresidente con aspiraciones dirigidas hacia el sillón de Rivadavia.

Esto es parte del staff político actual, todos representantes del pueblo y electos en pleno ejercicio de la democracia, lo cual no quiere decir que sean los mejores. Es por eso que, en este rastreo identitario, se intentó demostrar que, las condiciones socio-políticas no son las de hace cincuenta años, por lo cual es menester el desarrollo de nuevas tendencias en pos del progreso, y dejar de lado la mitología del partido político más grande y la sistemática traición de valores y creencias.